Según el ministerio, la subida del gasto militar es necesaria para potenciar la defensa de islas remotas ante la creciente actividad de China.
Además, se planea gastar 130.000 millones de yenes (1.180 millones de dólares) en la compra de aviones de combate adicionales F-35, y 10.200 millones de yenes (92,8 millones de dólares) en la adquisición de buques de transporte medianos y pequeños.
Otra partida que prevé un aumento del gasto es el desarrollo de drones avanzados para recopilar y procesar información.
El importe final podría revisarse al alza, dado que el borrador no incluye el mantenimiento de las bases estadounidenses. Dicho renglón, evaluado ahora en unos 20.000 millones de yenes al año (1.800 millones de dólares), dependerá del resultado de negociaciones sobre el reparto de los gastos entre Tokio y Washington.
Japón ha ido incrementando en los últimos nueve años su gasto militar, sin sobrepasar el límite del 1% del producto interno bruto. En el año fiscal de 2020, las asignaciones militares se elevaron al 0,997% del PIB.