Existe solo un ejemplar del Aston Martin Bulldog, que en 1979 fue concebido por la marca británica como concepto. Ahora, después de haber pasado 35 años en almacenamiento y en manos de múltiples coleccionistas, este vehículo único ha sido restaurado y presentado en Londres.
El primer propietario de este vehículo único fue un príncipe saudí que lo compró por unos 180.000 dólares. En aquella época, costaba cinco veces más que cualquier otro auto de la marca británica.
En la foto: el dueño actual del auto, el empresario y emprendedor estadounidense Phillip Sarofim.
Originalmente fue diseñado para ser el coche más rápido del mundo entre los fabricados en serie. Así, en una prueba en pista cerrada logró llegar hasta una velocidad de 302 km/h y Aston Martin planeaba que pudiera llegar hasta los 380 km/h.
El trabajo de restauración duró 18 meses.
En la foto: dos cadetas de la Armada Real del Reino Unido quitan el velo del Aston Martin Bulldog, mostrando al público el auto que fue restaurado tras estar en el olvido durante 35 años.
Este deportivo era tan rápido para su época, que los ingenieros de Aston Martin tuvieron serias dificultades para encontrar una recta en el Reino Unido lo suficientemente larga para poner a prueba su velocidad máxima.
En la foto: la presentación tuvo lugar el 3 de septiembre en el palacio Hampton Court, al suroeste de la capital británica.
Los periodistas toman fotos del motor del Aston Martin Bulldog: un V8 de 5,3 litros biturbo, que genera 700 caballos de potencia y 678 Nm de par motor.
Después de la restauración, Sarofim planea llevar este auto hasta una velocidad de 322 km/h.
A pesar de su imponente motor, la falta de tecnologías modernas se hace evidente al observar la aceleración del Bulldog: para llegar de 0 a 100 km/h le hacen falta 5,1 segundos. A modo de comparación, el Tesla Model S Plaid necesita poco más de 2 segundos.
En la foto: los tamborileros de la Orquesta Real de la Armada del Reino Unido posan para las fotos después de la presentación del Aston Martin Bulldog restaurado.