Un colapso parcial del cono del volcán el 25 de octubre dejó expuesta una gran corriente de lava. Esto provocó un aumento en la actividad volcánica.
La emisión diaria de dióxido de azufre del volcán es de unas 40.000 toneladas diarias, mientras la de dióxido de carbono supera las 1.000 toneladas diarias.
La erupción del volcán va acompañada de frecuentes terremotos; ya se han registrado varias decenas de miles de ellos. El más poderoso, con una magnitud de 5,0, ocurrió el 23 de octubre.
En los últimos días ha surgido un nuevo flujo de lava hacia el sur, paralelo al que se formó luego del inicio de la erupción.
El flujo de lava ahora cubre una superficie de más de 900 hectáreas.
El terreno de La Palma se ha elevado 10 centímetros en un único día a raíz de la actividad del volcán.
Debido a la solidificación de la lava en contacto con el agua, la isla ha ganado unas 40 hectáreas de superficie.
El volcán ya ha destruido más de 2.000 edificios, en su mayoría residenciales. Más de 7.000 vecinos han sido evacuados.
Debido a la actividad volcánica, se han cancelado casi todos los vuelos a la isla española.
Esta es la primera erupción del volcán canario, que se consideraba inactivo, en las últimas cinco décadas. Se estima que la actividad volcánica, iniciada el 19 de septiembre, durará hasta tres meses.