A principios de octubre de 2021, el nuevo sistema electrónico ruso Murmansk-BN, con un alcance ultralargo de aproximadamente 3.000 kilómetros, se activó desde Kaliningrado —la parte más occidental de Rusia—, escribe el columnista Xavier Raufer.
"Toda Europa Occidental está preocupada (...) Ahora, las fuerzas de la OTAN están bajo las amenazas de una parálisis completa, una incapacidad para funcionar, incluso de manera básica", considera el autor del texto.
Este tipo de armamento sofoca los sistemas electrónicos del oponente sin destruirlos bloqueando la señal en todo el territorio del alcance. Los sistemas de guerra electrónica suprimen todas las ondas de los satélites, las comunicaciones celulares, las radios y los sistemas GPS, señala el artículo.
15 de abril 2020, 06:24 GMT
Todas las instalaciones militares modernas, incluidas las bases aéreas y navales, son blancos potenciales de tales aparatos, sostiene Raufer. En particular, el autor destaca como objetivos particularmente vulnerables los cazas estadounidenses F-35, de quinta generación. Las aeronaves podrían verse obligadas a quedarse en tierra si se interrumpen las comunicaciones satelitales esenciales para su funcionamiento, subraya.