Lo llamaron Intasat y sus creadores tardaron seis años en terminar el proyecto. Su misión en el espacio era estudiar los electrones en la ionosfera mediante el llamado efecto Faraday, es decir, el fenómeno de perturbación que sufren las ondas de radio al penetrar en esa capa de la atmósfera.
A finales de los años 70, Europa comenzó a darse cuenta de lo importante y beneficioso que podía ser hacerse con un hueco en la carrera espacial. El sector aeroespacial tenía a Rusia y a Estados Unidos a la cabeza; y el continente europeo quiso también abrirse paso. Surgió entonces la Agencia Espacial Europea (European Space Research Organisation, ESRO, por sus siglas en inglés) como el primer organismo de colaboración entre países europeos en este terreno. En paralelo, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) de España comenzó a realizar los primeros esbozos del primer satélite español.
Así fue como se creó el Intasat, un microsatélite de 24 kilos de peso cuyo forma era la de un poliedro de 12 caras. "Estructuralmente, estaba compuesto por un tronco de cono y una plataforma de instrumentos, a cuyas dos caras iban sujetas las unidades electrónicas. Los paneles solares estaban pegados a cada una de las 12 caras del poliedro, y tanto la tapa superior como la inferior del mismo estaban recubiertas por mantas térmicas'', explica la trabajadora del INTA Patricia Ruiz en un documento informativo. "Para lograr la estabilización del satélite por el campo magnético terrestre, el Intasat incorporaba un imán permanente y unas barras amortiguadoras que cumplían con ese fin".
Los internautas han querido rendirle tributo al primer satélite español a través de las redes sociales. "¿A qué estamos esperando para hacer una serie con los grandes proyectos del pasado?", exclama un usuario.
El satélite made in Spain estuvo girando alrededor de la Tierra alrededor de 689 días. Casi dos años mandando datos relevantes sobre la investigación del espacio, como las predicciones de la órbita y los arcos definitivos de la trayectoria satelital. Su fabricación generó un gran volumen de trabajo y sirvió para abrir el camino, apenas sin recorrido. Según declaró Inocencio Tato, uno de los padres del Intasat, fue "un esfuerzo único y muy positivo, pero lamentablemente sin continuidad".
Sea como fuere, y aunque hoy en día hay muchos más participantes compitiendo en la carrera espacial, el Intasat demostró que España tenía cualificación humana suficiente para que el Estado impulsara y desarrollara las bases del tejido industrial nacional. Además, sirvió "para realizar un satélite que nos enseñara a hacer satélites" tal y como afirmó Luis Pueyo, director del Programa Espacial Español por aquel entonces.