"La exélite soviética sacó provecho económico y político de la desintegración de la URSS. Estados Unidos y Europa, al dividirla en países aislados, eliminaron a un fuerte adversario ideológico", escribió Volodin en su canal de Telegram.
En diciembre se cumplen 30 años desde la disolución oficial de la Unión Soviética, que de hecho dejó de existir el 25 de diciembre de 1991, cuando su presidente, Mijaíl Gorbachov, en un mensaje al pueblo soviético anunció el cese de su actividad en este puesto.
A eso precedió la firma el 8 de diciembre por los dirigentes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania de un acuerdo en el que se anunciaba el fin de la existencia de la Unión Soviética y se proclamaba la institución de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
El suceso entró en la historia como el Acuerdo de Belovezha (se suscribió en Belovézhskaya Puscha, reserva natural de Bielorrusia).
De la desintegración de la Unión Soviética no ganó ninguno de los 15 países que la integraban, constató Volodin.
"Hasta hoy día cada uno de estos Estados vive las consecuencias de aquella tragedia, por la que se rompieron los vínculos económicos y la cooperación entre empresas y se perdió el potencial industrial", resumió el legislador.