Hasta el momento no se han reportado muertes aunque las llamas se propagaban con una increíble velocidad, un hecho que las autoridades locales calificaron de "milagro".
No obstante, el desastre natural causó enormes estragos materiales. Así, fueron destruidos al menos 1.000 hogares y otros edificios en los suburbios entre Denver y Boulder, estimó el medio The Denver Gazette.
Además de las viviendas, el incendio devoró ocho locales en un centro comercial en Louisville, incluidos un salón de manicura y un restaurante. En Superior fueron dañados 12 negocios, incluido Target, Chuck E. Cheese, un concesionario Tesla, un hotel y el Ayuntamiento.
Calles enteras se han quedado reducidas a cenizas. El fuego afectó no solo a las zonas rurales, sino también los suburbios.
"Las familias tuvieron apenas unos minutos para meter todo lo que podían —las mascotas, sus hijos— en el auto y marcharse", comentó el gobernador Jared Polis en una rueda de prensa celebrada el 31 de diciembre.
El incendio se propagó en mosaico, por lo cual unos barrios se salvaron mientras otros perdieron la batalla contra las llamas.
Por su parte, el presidente de EEUU, Joe Biden, ya prometió "hacer todo lo posible" para ayudar inmediatamente a los vecinos y las localidades afectadas en las tareas de reconstrucción.
Búsqueda de desaparecidos
Actualmente, dos personas permanecen desaparecidas y son buscadas por los equipos de rescate. Las nevadas complicaron aún más las labores de búsqueda. Anteriormente, se informó de tres individuos. Luego uno fue encontrado vivo.
Los rescatistas siguen buscando a una mujer en Superior y a un hombre que vivía cerca de la comunidad de Marshall, cuyas casas estaban "llenas de escombros calientes y estaban cubiertas de nieve''. Por lo tanto, el sheriff del condado de Boulder, Joe Pelle, lo consideró ''una tarea difícil''.
"Cuando ves la devastación, es asombroso que no tengamos una lista de 100 personas desaparecidas, pero no la tenemos", enfatizó.
El incendio estalló en Louisville y Superior y sus alrededores, comunidades ubicadas a unos 32 kilómetros al noroeste de Denver con una población total de 34.000 personas. Según una de las hipótesis, se produjo tras la caída de postes eléctricos.
Rachas de viento de 169 kilómetros por hora impulsaron el fuego y afectaron a carreteras y barrios. Además, la región se había enfrentado a un otoño extremadamente seco y a un diciembre casi sin nieve, lo que agravó todavía más la situación.
La causa de lo ocurrido aún se está investigando.