Los restos fueron encontrados durante los trabajos de salvamento de la nueva área de sanitarios al interior de la zona arqueológica. Bajo la supervisión del Centro INAH Chiapas, el arqueólogo Arnoldo González Cruz y un equipo de técnicos afiliados al proyecto arqueológico en curso de Palenque estaban cavando pozos de prueba en la zona de los nuevos baños cuando descubrieron la antigua tumba maya a 1,80 metros de profundidad.
La tumba era tipo cista, que es un contenedor robusto hecho de bloques de piedra cuidadosamente tallados. El estilo arquitectónico de la tumba era común en los entierros de la élite. Dentro se encontraron los restos de una mujer junto con algunas ofrendas funerarias finas hechas de piedra y obsidiana.
"El esqueleto estaba en posición decúbito, una de las posiciones más comunes para los muertos en Palenque. Otro rasgo muy común es la orientación del cráneo hacia el norte", detalló el arqueólogo González Cruz.
Los investigadores se fijaron en la calidad y naturaleza del ajuar funerario y de la propia tumba para determinar que la mujer debía pertenecer a la nobleza maya.
Además, identificaron incrustaciones de piedra de jade en algunos de los dientes de la mujer. Este tipo de incrustaciones solo se ofrecían a individuos de alto estatus con medios para pagar servicios médicos y dentales superiores.
Los arqueólogos creen que la mujer habría sido un miembro de la antigua élite gobernante maya. Se sabe que la ciudad de Palenque albergaba a muchos miembros de la clase dirigente debido a su condición de importante centro político y administrativo en el primer milenio de nuestra era.
Además de la elaborada tumba, los arqueólogos también encontraron pruebas de que en el mismo lugar había existido un taller de piedra. En el suelo, por encima y alrededor de la tumba, también desenterraron piezas de cerámica y herramientas de piedra de varios tipos.
Por el momento, los investigadores no están seguros de si existe alguna relación entre estos objetos y la tumba o la mujer de élite enterrada en ella.