La escena retrata con toda crudeza la realidad salvaje. Un oso se acerca a una hembra que estaba cuidando a su pequeño osezno. El macho buscaba matar a la cría para que la osa adelantara su celo y así poder procrear. Es entonces cuando el combate inicia literalmente al borde del abismo.
En medio del alboroto, el osezno logra escapar, pero su madre y el oso caen desde una altura de alrededor de 30 metros. Uno de ellos cae y continúa rodando durante varios metros.
Biólogos de la comunidad autónoma española localizaron el cuerpo sin vida del oso de 217 kilos y siguiendo los rastros de sangre lograron dar con la osa. La madre estaba herida, refugiada probablemente junto a su cría en una cueva de 15 metros de profundidad.
Los rescatistas no pueden acceder a la cueva ya que es de difícil acceso, pero le han proporcionado frutas y agua.
Es frecuente que las osas tengan que defender a sus crías del ataque de machos que buscan inducirlas nuevamente al celo. En los últimos años, el aumento de población ha dado lugar a mayores encuentros de este tipo.