Las perturbadoras imágenes fueron grabadas en uno de los búnkeres de la planta de Azovstal, último bastión del grupo neonazi Azov, en la ciudad de Mariúpol. El reportero Andréi Rudenko estima que al ver la inevitable rendición ante las tropas de Rusia y Donetsk, los ultranacionalistas podrían haber optado por aniquilar a los mercenarios extranjeros e incinerarlos, para que no cayeran en manos de los rusos.
El reportero asegura que esta no es la última sorpresa que esconden los numerosos búnkeres y pasillos subterráneos de Azovstal.