"El nuevo reglamento, ya acordado de manera informal con los ministros de la UE, fija un nivel mínimo obligatorio de gas en las instalaciones de almacenamiento del 80% antes del 1 de noviembre, aunque los Estados miembros y los operadores deben intentar acercarse al 85%. Los años siguientes el objetivo será el 90%", se puede leer en la página web del Parlamento Europeo.
Al respecto, el miembro del Comité de la Cámara de Comercio e Industria de Rusia para la Estrategia Energética y el Desarrollo del Complejo de Energía y Combustibles Rustam Tankáyev asegura que es poco probable que los países miembros de la UE realmente cumplan las órdenes de la Eurocámara.
"Se puede aprobar una ley según la cual puedes volar como un pájaro, pero eso no cambiará nada porque no serás capaz de volar", explicó Tankáyev.
Agregó que "si Rusia continúa aislada del mercado gasístico de Europa, los Estados miembros serán incapaces de alcanzar este objetivo porque hay pocas fuentes de gas en el mundo, así que no serán suficientes para todos".
El interlocutor de Sputnik subrayó que, por el momento, la UE no tiene acuerdos a largo plazo para los suministros de gas, por lo que "solo puede mantenerse a sí misma de forma residual, algo que servirá de poco".
"Por eso, desafortunadamente, para Europa no es más que un callejón sin salida", lamentó Tankáyev.
El experto señaló que al renunciar al gas ruso, las autoridades europeas asestaron un golpe a la propia UE. "Es muy fácil pronosticar lo que va a pasar. Si resulta que no hay suficiente gas para todos —y esto ya está ocurriendo—, los países comenzarán a cerrar sus fronteras económicas y harán lo que puedan para sobrevivir por separado. Y esto significará la disolución de la UE", concluyó.
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