El pasado 18 de febrero, la dos veces medallista olímpica de oro fue detenida en un aeropuerto de Moscú después de que un perro de la Policía alertara a los agentes que en el equipaje de la deportista había cartuchos para vapear que contenían aceite de cannabis en su equipaje.
Una semana después, Rusia inició su operación militar especial en Ucrania y, con ello, se incrementaron las tensiones entre Moscú y Washington. En cuestión de días, medios estadounidenses y activistas como Jonathan Franks —portavoz de la campaña por Trevor Reed, estudiante estadounidense preso en una cárcel rusa por agredir a la policía— acusaron que Brittney Griner estaba siendo utilizada por el Kremlin como rehén política.
"¿Por qué debemos considerarla como una rehén? Violó la ley de Rusia: ahora es procesada. No se trata de una toma como rehén", aclaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una entrevista con el canal MSNBC.
La basquetbolista de 31 años ha estado jugando en el club de baloncesto ruso UMMC Ekaterinburg y, durante la temporada baja, en la Asociación Nacional de Baloncesto Femenino de Estados Unidos.
Las reacciones en Estados Unidos han ido al alza en favor de Griner, que en 2012 fue considerada una de las mejores basquetbolistas de su país. "Es la toma de rehenes más audaz que puedas imaginar por parte de un Estado", aseguró el periodista iraní-estadounidense Jason Rezaian, quien fue detenido en su momento en Teherán.
Ante la presión, la Administración de Joe Biden se acercó a Cherelle Griner, esposa de Brittney Griner, para comunicarle que el Gobierno estadounidense busca la forma de liberar a la deportista.
"El presidente llamó a Cherelle para asegurarle que está trabajando para conseguir que liberen a Brittney lo antes posible, así como la liberación de Paul Whelan y de otros ciudadanos estadounidenses que están detenidos injustamente o son rehenes en Rusia y en todo el mundo. También le leyó un borrador de la carta que el presidente enviará hoy a Brittney Griner", señaló la Casa Blanca en un comunicado.