El primero en perder la ciudadanía, para su propia sorpresa, fue Gennadi Korban, quien entre otras cosas, ha sido el jefe de la defensa territorial de la región de Dnepropetrovsk. Al tener demasiado peso como para ser encarcelado o intimidado por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), la revocación de ciudadanía se ha mostrado como un arma política muy eficiente: sin ciudadano ucraniano, no hay oponente político.
Una de las personas que se atrevió a alzar la voz en contra de estos métodos de competencia política ha sido el alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, quien en una carta abierta exigió que se le devuelva la ciudadanía a Korban. Poco después, el funcionario tuvo una conversación desagradable con la Oficina del Presidente.
Allí le dijeron que es "proactivo" y le insinuaron que podrían "ocuparse de su ciudadanía alemana", dijo Klichkó en una entrevista para el medio Babel. Antes de ocupar el cargo público, era un boxeador profesional que vivía en Alemania, pero el propio Klichkó destacó en la entrevista que no tiene más ciudadanía que la ucraniana.
"Voy a compartir un secreto con ustedes. La situación de Korban es una acción de intimidación para que los demás sean más obedientes", señaló Klichkó.
Lo que ocurre es que según la ley del país eslavo está prohibido tener más de una ciudadanía y bajo esta premisa se le revocó la ciudadanía al oligarca Ihor Kolomoiski, visto por muchos expertos como el patrón de Zelenski. Kolomoiski tenía más ciudadanías desde hace décadas.
Al mismo tiempo, el ejemplo de Korban ha demostrado que ni siquiera hace falta una razón formal, pues él no tenía más pasaportes, ni se le incriminó ningún delito que pudiera acarrear la pérdida de ciudadanía como castigo. Actualmente se encuentra en Polonia en condición de apátrida.
26 de julio 2022, 14:56 GMT