La nave Progress MS-21 se acopló a la EEI el 28 de octubre de 2022. Roscosmos informó la semana pasada sobre la pérdida de presión en la cabina de la nave, pero aseguró que no suponía ningún peligro para la EEI, porque la escotilla entre Progress MS-21 y la estación se encontraba cerrada.
Está previsto que antes de que la nave sea desorbitada, los cosmonautas le darán la vuelta con la ayuda de un sistema de control de teleoperador y tomarán otra fotografía del lugar del daño.
Luego, el sistema de propulsión de la nave se encenderá para frenar el cohete a las 4.03 GMT, después de lo cual la nave dejará la órbita y colapsará. Los elementos de la estructura de la nave que no se quemen deben caer en el océano Pacífico.
Según el director ejecutivo de los programas tripulados de Roscosmos, Serguéi Krikaliov, en Progress MS-21 se produjo una fuga de refrigerante en el sistema de control térmico, un incidente similar ocurrió en diciembre pasado con la nave Soyuz MS-22 que fue golpeada por un pequeño meteoroide, lo que provocó una fuga en el sistema de refrigeración externa.
Por su parte, la NASA informó en una nota de prensa que sus especialistas "están ayudando a sus colegas rusos a identificar las causas de la fuga de refrigerante en la nave Progress MS-21".
La noticia sobre Progress MS-21 llegó poco después de que otra nave rusa Progress MS-22, con más de 2,5 toneladas de carga a bordo, se acoplara con éxito a la EEI el 11 de febrero.
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