"Creo que el presidente Duterte se arriesga mucho al lanzar una lucha feroz contra los narcotraficantes. Son adversarios muy peligrosos e influyentes", expresó el experto.
El profesor está seguro de que el mandatario filipino conoce bien la amenaza.
"Cuando miles de personas murieron a manos de la narco-mafia, Occidente y EEUU permanecieron callados. Pero tan pronto la población se levantó para protegerse, los llamados 'activistas de derechos humanos' se pusieron a escandalizar", manifestó.
Además, añadió, obviamente a un "líder ambicioso y fuerte como Duterte" no le gusta que otro país interfiera en los asuntos internos de Filipinas. También cabe recordar que la presencia de las bases militares en suelo filipino tiene sus implicaciones: Estados Unidos cuentan con posibilidades extraordinarias para poder influir sobre su política interna y externa.
Son exactamente este tipo de líderes los que se convierten en el blanco principal para Estados Unidos que se ha acostumbrado a dominar e imponer su orden.
"Seguro que para Occidente es mucho más fácil controlar los países cuando están sumergidos en anarquía y delincuencia. El caos controlado es la táctica favorita de Estados Unidos. No me sorprenderé si EEUU trata de sacudir a Filipinas y de derrocar a Duterte, para incrementar su dominio en la región Asia-Pacífico", subrayó Mijáilov.
Por consiguiente, si Filipinas se deshace de las bases militares norteamericanas, será un golpe significativo contra las posiciones de Washington y un gran paso en el camino de la restauración de la independencia completa de la nación, recalcó.
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Después de todo, un país donde hay presencia militar estadounidense no puede ser considerado un Estado soberano e independiente, sostuvo.