Según la calificadora internacional, el compromiso de Rusia con una política macroeconómica conservadora, un nivel bajo de la deuda pública y una política monetaria y crediticia flexibles son los factores que tienen un impacto positivo en el rating de Rusia.
Entre los factores negativos la agencia destaca los puntos débiles estructurales de la economía rusa, las tensiones geopolíticas y las sanciones internacionales.
"En ausencia de nuevas sanciones podríamos proceder a una calificación positiva si el crecimiento del PIB alcanza una cifra comparable a la de los países similares por su nivel de desarrollo", señala S&P.
El pasado febrero, las tres grandes calificadoras elevaron la nota soberana de Rusia al nivel inversionista.