Basado en la Teoría del Apego del psicoanalista inglés John Bowlby, define a este concepto como la necesidad indispensable que tenemos los seres humanos de establecer contacto con un cuidador significativo.
Pone como ejemplo un hecho que ocurrió en unas guarderías en Rumania hace muchos años donde se les proporcionó a bebés abandonados techo y comida, pero no afecto.
"Los seres que resultaron de este proceso eran prácticamente no humanos. Se creó una patología monstruosa solo por el hecho de descuidar los vínculos", afirmó el psiquiatra uruguayo acerca de este fenómeno estudiado por la UNESCO.
Habla de dos tipos de apego: el seguro y el inseguro. Dentro de este último, se encuentra el apego desorganizado, que es indicador de negligencia, abuso o maltrato en el vínculo. De no corregirse, puede conducir a patologías en el desarrollo del niño.
¿Cómo se detecta un apego inseguro?
Con una prueba llamada 'reacción ante el extraño', creada por la psicóloga Mary Ainsworth. Consiste en generar una situación en la que el niño esté junto a su madre, por ejemplo, y en presencia de un desconocido.
Luego esta se retira y el chico queda solo con el extraño hasta que ella regresa. Lo que se evalúa es el comportamiento del pequeño, sobre todo durante el reencuentro con su madre o cuidador a cargo.
También existe un método preventivo, desarrollado por la psicóloga Mary Main, para determinar cómo será el apego de los adultos a sus hijos antes de que estos nazcan.
"Todo esto permite que el apego se pueda corregir. Si un cuidador significativo falla, otro puede complementar esa carencia para que el niño logre recuperar su pauta de desarrollo normal", agregó Cherro en entrevista con Sputnik.
Entre los principales beneficios del apego están el desarrollo de la reflexión, la fortaleza emocional y la empatía, es decir, la capacidad de preocuparse por el otro y ponerse en su lugar.