Debido a la incertidumbre que genera el conflicto político entre China y Taiwán, empresarios de Taipéi analizan llevar sus negocios a otras partes del mundo... 12.09.2022, Sputnik Mundo
La tendencia de empresas taiwanesas a reducir su presencia en la China continental ha sido más notoria en los últimos años, aunque la pandemia de COVID-19 revirtió dicha tendencia.La inversión en China de firmas con sede en Taiwán alcanzó en 2015 los 11.000 millones de dólares, pero para 2019 dicha cifra se redujo a 4.200 millones de dólares y para 2021 logró recuperarse a 5.900 millones de dólares, crecimiento adjudicado a que China se volvió más atractiva para invertir durante la pandemia, de acuerdo con datos de China Macro Economy.Sin embargo, ante los crecientes conflictos políticos entre China y Taiwán derivados de la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, algunos empresarios analizan expandir su mercado de China continental a países como Vietnam o México.Si bien Vietnam ha sido uno de los destinos predilectos, la cercanía de México con EEUU y sus costos más bajos de producción, lo convierte en un destino más atractivo.Empresas como Taigene, fabricante de componentes de motores de carros, llegó a México en 2019 para competir en un mercado que anualmente produce 3 millones de autos, los cuales mayoritariamente se venden a EEUU.Otro ejemplo es el de Foxconn Technology, el ensamblador de electrónicos como iPhones más grande del mundo, cuya sede se encuentra en Taipéi, pero cuenta con 12 fábricas en la China continental. La empresa anunció una inversión de 300 millones de dólares para ampliar su presencia en Bac Giang, provincia de Vietnam, como parte de una expansión que llegaría a India, Malasia y Arabia Saudí.Según datos de la consultora Industry Platform, los inversionistas taiwaneses han destinado cerca de 5.300 millones de dólares en el Sureste asiático en los primeros 10 meses del año, cerca del 38,7% de la inversión total fuera de la isla insurgente.Sin embargo, expertos advierten que pese a las ambiciones de los inversionistas de Taiwán, dejar China podría ser más complicado de lo que parece y podría traducirse en fuertes inversiones e incluso afectaciones en la cadena de suministros,
Debido a la incertidumbre que genera el conflicto político entre China y Taiwán, empresarios de Taipéi analizan llevar sus negocios a otras partes del mundo, entre ellas Vietnam y México.
La tendencia de empresas taiwanesas a reducir su presencia en la China continental ha sido más notoria en los últimos años, aunque la pandemia de COVID-19 revirtió dicha tendencia.
La inversión en China de firmas con sede en Taiwán alcanzó en 2015 los 11.000 millones de dólares, pero para 2019 dicha cifra se redujo a 4.200 millones de dólares y para 2021 logró recuperarse a 5.900 millones de dólares, crecimiento adjudicado a que China se volvió más atractiva para invertir durante la pandemia, de acuerdo con datos de China Macro Economy.
Si bien Vietnam ha sido uno de los destinos predilectos, la cercanía de México con EEUU y sus costos más bajos de producción, lo convierte en un destino más atractivo.
Empresas como Taigene, fabricante de componentes de motores de carros, llegó a México en 2019 para competir en un mercado que anualmente produce 3 millones de autos, los cuales mayoritariamente se venden a EEUU.
Otro ejemplo es el de Foxconn Technology, el ensamblador de electrónicos como iPhones más grande del mundo, cuya sede se encuentra en Taipéi, pero cuenta con 12 fábricas en la China continental. La empresa anunció una inversión de 300 millones de dólares para ampliar su presencia en Bac Giang, provincia de Vietnam, como parte de una expansión que llegaría a India, Malasia y Arabia Saudí.
Según datos de la consultora Industry Platform, los inversionistas taiwaneses han destinado cerca de 5.300 millones de dólares en el Sureste asiático en los primeros 10 meses del año, cerca del 38,7% de la inversión total fuera de la isla insurgente.
Sin embargo, expertos advierten que pese a las ambiciones de los inversionistas de Taiwán, dejar China podría ser más complicado de lo que parece y podría traducirse en fuertes inversiones e incluso afectaciones en la cadena de suministros,
"Dejar China implica un costo indudablemente grande, y sería el último recurso. Después de todo, significa grandes pérdidas por equipo, capital, talento y el mercado chino", considera Liu Kaiming, del Instituto Contemporáneo de Observación, dedicado al monitoreo de las condiciones de trabajo de cientos de manufactureras chinas.
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