Según refleja el último balance del Ministerio de Sanidad, desde el comienzo de la crisis sanitaria España registra un total de 285.430 personas contagiadas, lo que implica que además de los diagnósticos confirmados en las últimas 24 horas, la estadística crece desde ayer [el 29 de julio] en 2.789 casos tras sumarse también otros positivos de días previos.
El aumento de los contagios de las últimas semanas hace que, actualmente, España tenga una incidencia acumulada de 54,05 casos por cada 100.000 habitantes.
Hace una semana este dato se situaba en 34,90 casos por cada 100.000 habitantes, y hace dos en 17.6.
De hecho, la cifra de 1.229 contagios en las últimas 24 horas supone una cifra récord desde el pasado 30 de abril, todavía con el confinamiento activo, cuando se reportaron 1.309 nuevos casos.
Como en jornadas anteriores, las regiones de Aragón y Cataluña —que concentran la mayor parte de los casos tras la caída del estado de alarma— siguen entre las más afectadas, aunque Madrid y País Vasco se afianzan como territorios en los que crecen los contagios.
En concreto, Aragón reporta 352 casos nuevos, seguida de Madrid (225), País Vasco (145), Cataluña (121) y Comunidad Valenciana (105).
Pese a que España está en cifras de contagios que se retrotraen al pico de la pandemia, las autoridades sanitarias insisten en que la situación no es comprable por distintos factores.
Esto se traduce en una presión hospitalaria mucho menor a la de los meses de marzo y abril, pero sobre todo en una menor letalidad.
"Entre los meses de marzo y abril la letalidad oscilaba semanalmente entre el 11 y el 15%, mientras que ahora, en las últimas cuatro semanas, ha estado siempre por debajo del 2%, y en las últimas dos es del 0,6 y el 0,4%", dijo en rueda de prensa Fernando Simón, director del Centro de Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES).
A su modo de ver "la situación en España ahora mismo no es en absoluto comparable a lo que se vivió en marzo y abril" y de hecho rechaza que se defina el escenario actual como una "segunda oleada" del virus porque para ello sería necesario "tener una transmisión generalizada descontrolada", algo que en su opinión no ocurre.