Bajo el nombre de Operación Volhov, la Guardia Civil detuvo el 28 de octubre a 21 personas en relación con el presunto desvío de fondos para sufragar las actividades del movimiento independentista en Cataluña.
En esta conspiración participaron Vendrell, Madí y Soler, quienes además presuntamente utilizaron subvenciones públicas para lucrarse de forma "flagrantemente irregular" mediante adjudicaciones de contratos sin concurso público. Se les vincula con el expresidente catalán Carles Puigdemont en su búsqueda de apoyo internacional para la causa independentista, cuyas conexiones, según las filtraciones del auto vertidas a los medios, llegarían hasta Rusia.
En el caso de Soler, se señala que se entrevistó con Julian Assange (fundador de Wikileaks) en la embajada de Ecuador en Londres, en el marco de una estrategia de desestabilización de la que supuestamente también participaron el exagente de la NSA, Edward Snowden (en la actualidad refugiado en Rusia), y medios de comunicación públicos de este país, como RT y Sputnik.
Pero el dato más impactante hace referencia a los contactos labrados por Víctor Terradellas, antiguo responsable de relaciones internacionales de Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC), quien habría estado en contacto con "un grupo de Rusia" que supuestamente llegó a ofrecer a Puigdemont el envío de 10.000 soldados y el pago de la deuda de la región en concepto de ayuda.
Un disparate en sí mismo
La información sobrecoge, dada su dimensión espectacular. Pero la lógica invita a ubicarla en una categoría menor, pues las supuestas iniciativas resultarían inviables, casi imposibles de plasmar.
"La Guardia Civil no tiene por qué inventarse cosas, pero sí es muy probable que hayan encontrado documentos que citen estas barbaridades. Y en este contexto es fácil que otros propagandistas aprovechen estas fantasías para culpar a los rusos", sostiene Bermejo.
"En realidad todo esto es producto de la realidad paralela en la que vivían estos independentistas, Rusia no iba a ganar nada con todo esto, todo lo contrario", sostiene Bermejo, miembro también de la formación política Ciudadanos. "Una cosa es que se pusieran en contacto con personas que escucharon sus delirios, y otra cosa es la influencia que podían tener esos contactos".
Sobre el impacto de la noticia
El carácter rimbombante de los datos aportados en el informe de la Guardia Civil y valorados por el juez plantea escenarios que la opinión pública ha acogido con escepticismo, que en las redes sociales tampoco entiende la conveniencia de escoger el nombre de Volhov para denominar a la operación policial.
Volhov remite a un río ruso en cuyas inmediaciones libró su primera batalla la División Azul, contingente militar español encuadrado en el ejército nazi que asediaba la ciudad de Leningrado durante la II Guerra Mundial.
"La opinión pública catalana es muy diversa, como todas. Pero creo que ya existe un distanciamiento importante entre este tipo de operaciones espectaculares que fija un marco excesivo y sensacionalista respecto a lo que pasa realmente en Cataluña", declara a Sputnik el experto en comunicación política Toni Aira.
"De acuerdo con la reacción de los medios catalanes e incluso con la reacción que ha tenido la Embajada de Rusia en Madrid, la tendencia es acoger estas informaciones 'con pinzas', pues estas filtraciones constantes por parte de órganos policiales y judiciales a menudo se han destapado como interesadas en relación al llamado procés".
¿Un ámbito que excede a Cataluña?
Cabe preguntarse si la estrategia derivada del impacto mediático de la noticia busca en realidad una estigmatización, ya sea de determinados intereses, medios de comunicación o de la política exterior de los Estados, y si el momento de su publicación es especialmente escogido, con un presidente de la Generalitat interino.
"Pero lo que no puede ser es que determinados medios de comunicación en España salgan a continuación titulando o sugiriendo, poco más o menos, que Rusia apoyó el golpe de Estado en Cataluña".
"Yo creo que la estrategia es de guerra total contra quienes la estructura del Estado identificó en su día como una amenaza para su integridad", añade Aira. "Y ahí entran políticos, empresarios, activistas y, por qué no, medios de comunicación".
La autoría del informe
Se da la circunstancia de que el teniente coronel de la Guardia Civil Daniel Baena, autor del informe, es el mismo que dirigió la investigación contra Josep Lluís Trapero, exjefe de los Mossos d'Esquadra, la policía autonómica catalana.
El informe respecto de la supuesta conexión rusa aparenta tener una naturaleza semejante. "Una de las explicaciones posibles radica en un argumentario similar al tenido en cuenta durante el caso de Trapero, donde los mismos jueces describen algunas instrucciones o atestados policiales como fantasiosos o sobreinterpretados, sin apenas pruebas", afirma Aira. Este profesor de la UPF Barcelona School of Management, cree que, en consecuencia, la argumentación en torno a la posible conexión rusa provoca un "elevado escepticismo, al cual el comunicado de la embajada rusa acompaña con sarcasmo, pienso que con buen criterio".
"Trapero tuvo suerte, porque los jueces demostraron diligencia y su abogado Martell es probablemente el mejor penalista de España, pues basó su defensa en la inacción del Gobierno español. El informe presuponía lo que había hecho, pero Trapero fue víctima de esa inacción", recuerda Juan Carlos Bermejo, quien resalta que en el caso de la supuesta conexión rusa el contenido del informe no tiene por qué ser una prueba:
"Son los comentarios o notas de esta gente, pero eso no quiere decir que se corresponda con la realidad. La Guardia Civil se encontró una novela y la ha incluido en el auto, porque es su obligación, y luego hay que ver si eso es verdad o mentira".
La proyección mediática como peligro
Si el juez está haciendo su trabajo y la Guardia Civil el suyo aportándole toda la información recogida, tal vez el problema radique en la proyección de la noticia en los medios luego de producirse la filtración.
"Se trata de una manipulación propagandística", asegura Juan Carlos Bermejo. "Los medios sistémicos y afines al globalismo han utilizado la filtración para confeccionar los titulares, aunque luego la gente no lea el cuerpo de la noticia".
"Es grave", continúa Aira, "porque lo que también se busca con este tipo de fantasmas, como la supuesta intervención rusa y la mano de Putin, es condenar a la muerte civil a muchas personas y, sobre todo, servir de aviso a quien se meta en política para discutir el modelo de Estado en España. Su estrategia sigue tirando de este recurso y abusando de él. Por eso digo que cada vez tiene menos impacto real", concluye.