Este 6 de febrero el colectivo Zaldibar Argitu ha convocado movilizaciones en cinco localidades vascas afectadas para recordar a las víctimas y pedir que se aclaren las circunstancias que rodearon el caso.
Solo el 17 de agosto de 2020, más de seis meses después del derrumbe, apareció el cuerpo de uno de los desaparecidos, Alberto Soraluze, cuya identidad fue confirmada unos días después a través de unos análisis de ADN; sin embargo el operativo de búsqueda sigue sin encontrar los restos de Alberto Beltrán, el otro trabajador sepultado.
El suceso provocó una crisis medioambiental en las localidades vecinas, ya que tras el derrumbe se ocasionaron pequeños fuegos entre los escombros, cuyas emisiones tóxicas llevaron a declarar una alerta sanitaria en la zona.
Además, provocó una crisis política en el País Vasco en puertas de las elecciones autonómicas, al destaparse una serie de negligencias administrativas en torno al lugar.
La Policía vasca (Ertzaintza) y los servicios de emergencia continúan con las labores de búsqueda en la zona denominada B4, aunque fuentes del Gobierno vasco informaron recientemente que aún quedarían otras dos zonas en las que rastrear.