Además de este vínculo entre la cultura, la genética y los alimentos, al gusto también lo van conformando factores como la migración, la salud, la adaptación y la evolución, de acuerdo con el investigador Gary Paul Nabhan, biólogo especializado en etnobotánica y horticultura de la Universidad de Arizona.
"Existen diferentes cuestiones culturales y evolutivas, además de sociales, que influyen en la alimentación de los individuos; es decir, para que una dieta sea saludable es necesario tomar en cuenta factores que van más allá de una estandarización de la sociedad", asienta Mariana Hernández Palomares en una reseña del libro Por qué a algunos les gusta el picante, de Nabhan.
"La propuesta del consumo de dietas étnicas y tradicionales es la gran solución ante los problemas alimentarios que aquejan a la sociedad actual, siempre y cuando se tomen en cuenta las particularidades biológicas de los consumidores", añade la reseñista desde Anales de antropología, revista del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El investigador asienta en su libro que una dieta saludable no sólo se explica por los alimentos que se consumen sino también por las condiciones genéticas de quienes los consumen, de modo que para los pueblos su mejor opción alimenticia es la local.
"Dicho de otra manera, consumir el terruño. Dejar y evitar el terruño produce inevitablemente afectaciones biológicas en el cuerpo de aquellos que lo abandonan", explica la reseñista con base en Nabhan.
"No existe una única opción para recuperar la salud de los lugares donde hay ido decayendo; sin embargo, la solución puede estar tan cerca como en la misma región, tan común como la alimentación y tan completa como nuestro genoma mismo", añade.
El investigador identifica que los seres humanos cuentan con condiciones biológicas para aprovechar los nutrientes de ciertos alimentos, lo que se suma a las prácticas culturales del entorno en que se desarrollan.