"El T-MEC nunca estuvo en el horizonte de México, menos en el de Canadá. Lo importante aquí es que México no vea a este tratado como una panacea o una solución a todos sus problemas, sino como una realidad que nos aporte algunas lecciones sobre cómo está distribuida nuestra estructura industrial económica exportadora. Porque es un hecho que el desarrollo ha sido desigual", observa Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con Sputnik.
Mucha industria, ¿pero a qué costo?
"Desde hace años, Estados Unidos se ha beneficiado del sector automotriz porque en México encuentra los costos de producción más baratos, una situación que le ha generado grandes ventajas, sobre todo en estos tiempos en los que se vive una crisis global en la cadena de suministros", apunta Ignacio Martínez Cortés, de la UNAM.
"Si consideramos que la economía mexicana depende en más del 80% de la de la Unión Americana, entonces entendemos por qué nuestro país aceptó subordinarse a las exigencias del vecino del norte. Nunca fue algo entre pares y, lo que sí, es que al firmarlo México cedió soberanía económica y política, y terminó por supeditarse a las conveniencias estadounidenses", alertó en 2020 Claudia Maya, académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, a pocas semanas de que entrara en vigor el T-MEC.